Poemas cortos escritos por Iván Góngora.

Estoy caído,
cuál herido,
muerto en vida,
viva agonía.
Mi alma sufre,
y no lo entiendo,
que el alma llore,
es mi consuelo.
En la eternidad,
si es que hay,
que todo pueda,
que todo pase.
Que nada quedé,
vacío entrante.

Destino errado,
destino sabio,
me lo aclarabas,
me llorabas...

Es el problema,
es el dilema,
no puedo hablarte,
sin delatarme.
¿Y sí lo hago?
¿Y sí lo envío?
al fin y al cabo,
es solo un textito...
¿¡Qué hago!?
¿¡Qué digo!?
Si muero por hablar contigo...

No halló consuelo en la ciencia,
mi mente se harto de no hallar respuesta.
La vida no se pausa,
mi inquietud no se cansa,
y mi única esperanza
es confiar en una barca.
¡Incertidumbre maldita!
Ver la vida pasar,
y en la nada actuar;
en la putrefacta soledad.
Pero, ¿A quién le reclamo?
¿Contra quién me revelo?
No seré yo mismo, a caso,
autor de mi remordimiento?
El amor es complicado,
pero esencialmente sencillo.
Solo se debe esperar al tiempo,
y la persona correcta llegará en su momento.
Mas yo la observo cansada,
quisiera darle un respiro a su alma,
pero la prudencia innecesaria
me detiene en la calma.
La calma de una sonrisa,
que al mirarla me habla,
y en sus arrugas, heridas,
que en su alma se anidan.
Daría lo que fuera
por ayudar en sanarla,
mas de Dios es oficio,
y ante eso no existe juicio.
Sin embargo, solo un favor quiero
de la providencia divina,
y es que en algún momento,
nuestras barcas coincidan.
Aunque siendo sincero,
de imposibles estoy harto.
Solo quiero algo real,
en esta asquerosa falsedad.