Te miro dormir con él,
mi corazón entumecido,
no cuento con razón,
me siento bien perdido.
No es mi deseo el que mata,
al menos no a tu cuerpo,
es mi deseo a que me desees,
a que me ames eternamente.
Él no tiene culpa,
es un buen muchacho,
soy yo y mi deseo,
quienes la cagamos.