No halló consuelo en la ciencia,
mi mente se harto de no hallar respuesta.
La vida no se pausa,
mi inquietud no se cansa,
y mi única esperanza
es confiar en una barca.
¡Incertidumbre maldita!
Ver la vida pasar,
y en la nada actuar;
en la putrefacta soledad.
Pero, ¿A quién le reclamo?
¿Contra quién me revelo?
No seré yo mismo, a caso,
autor de mi remordimiento?
El amor es complicado,
pero esencialmente sencillo.
Solo se debe esperar al tiempo,
y la persona correcta llegará en su momento.
Mas yo la observo cansada,
quisiera darle un respiro a su alma,
pero la prudencia innecesaria
me detiene en la calma.
La calma de una sonrisa,
que al mirarla me habla,
y en sus arrugas, heridas,
que en su alma se anidan.
Daría lo que fuera
por ayudar en sanarla,
mas de Dios es oficio,
y ante eso no existe juicio.
Sin embargo, solo un favor quiero
de la providencia divina,
y es que en algún momento,
nuestras barcas coincidan.
Aunque siendo sincero,
de imposibles estoy harto.
Solo quiero algo real,
en esta asquerosa falsedad.