Dios se cansó de escucharme
y me mando a escribirte esto,
espero no te enoje mi atrevimiento.
Mi almohada está agotada
de ser tu sustituta,
mi cuarto me reclama
que tire aquella caja de pizza a la basura.
Pero es nuestro único recuerdo,
insisto en el capricho,
pues, aunque verla me destroza,
a mi última cita me remonta.
No soy tan malo,
lo puedo demostrar,
solo dame tus labios,
tu corazón voy a cuidar.
Déjame amarte una vez más,
y abrazarte con toda intensidad.
Besarte los labios,
son mi manantial,
mirar tus ojos,
son la eternidad.
Yo sé que no soy perfecto,
mejor que nadie lo sabrás,
pero a tu lado yo siento
que me he vuelto a enamorar.
Vuelve por favor.